Cambio climático

Si yo les contara que, después de 50 años fumando 40 cigarrillos al día, el médico que me trata el enfisema me ha recomendado reducir a 20 cigarrillos durante los próximos dos años la ingesta diaria de monóxido de carbono, alquitrán, amonio y otras de las muchas porquerías químicas que carga un cigarrillo… ¿qué pensarían ustedes de ese médico?

¿Qué credibilidad les merecería un médico que, frente a semejante cuadro clínico, le recetara a su paciente reducir a la mitad la emisión de nicotina a su cerebro?

Si estamos envenenando nuestro organismo la única posible solución es dejar de hacerlo y tratar de recuperar nuestra salud.

Ya nadie se atreve a negar el cambio climático cuando sus consecuencias son demasiado obvias como para discutirlo, pero seguimos “fumándonos” un estilo de vida letal, depredador. El planeta cruje por todas sus costuras, el aire se vuelve irrespirable y el cáncer tan cotidiano como el plástico o el automóvil.

En estos días París acogía otra cumbre más sobre el cambio climático. Los mismos expertos, los mismos diagnósticos y, lo que es peor, los mismos resultados. La de París culminó en fiesta y ningún gran dirigente del orden que rige el mundo faltó a la cumbre para dejarnos alguna hermosa y optimista cita sobre acuerdos alcanzados que no demandan responsabilidades, pactos que no exigen obligaciones, y compromisos para cuyo irrespeto tampoco habrá sanción. Debemos seguir envenenándonos pero un poquito menos para morirnos más despacio y agonizar más tiempo. Tal vez cinco cigarrillos diarios fueran suficientes. Sólo la ambición humana es mayor que su estupidez.

(Euskal presoak-Euskal herrira)

 

Póngase en sus manos

 

 

¿Qué haría usted si se enterase de que un estúpido tecnicismo legal ha evitado que se detenga a un peligroso terrorista?

Sí, lo sé, suprimir inmediatamente esa absurda ley que en Bélgica prohíbe registrar una vivienda entre las 9 de la noche y las 5 de la mañana, y detener a Salah Abdeslam, uno de los supuestos implicados en la matanza de París.

Según Koen Geens, ministro de Justicia belga, Abdeslam se había escondido en una casa de Molenbeek, distrito de Bruselas,  pero no pudo ser detenido dado que la ley prohíbe los registros por la noche.

Dando por buenos los informes del ministro y de la policía, sin uno ser experto en estas operaciones ni tampoco pretenderlo, se me ocurre que bien pudo la policía rodear el edificio y esperar que en algún momento saliera el terrorista o, simplemente, ya cercada la casa para evitar su huida, esperar que dieran las 5:01 y entrar en la vivienda. Hasta creo haber visto parecidas movidas en alguna película. Y cualquiera de las dos ideas que sugiero me parece mejor respuesta que, como dice el ministro y repiten los medios, presentarse en la casa del terrorista al día siguiente, al mediodía, con una orden de registro para comprobar que ya el terrorista ha huido.

Claro que, sólo así se justifica que ante la amenaza del terror nada más oportuno que ponernos en manos de Estados y policías. Al fin y al cabo, nos lo recuerdan constantemente los grandes medios de comunicación, nuestras libertades solo sirven para hacernos vulnerables y la única función de nuestros derechos es amparar al enemigo.

(Euskal presoak-Euskal herrira)

El circo

Lo peor del circo, al margen del megáfono anunciando el mayor espectáculo del mundo, no es que al aprendiz de pájaro, de improviso, se le acabe el trapecio y se estrelle en medio de la pista; o que al contorsionista se le rompa la estampa sin nadie que la encuentre o la distinga; o que al ilusionista se le pierdan los trucos en sus mangas de seda y el conejo se asfixie en la chistera; o que los payasos muevan más a la pena que a la risa.

Lo peor no es que, en un descuido, el elefante aplaste la cabeza de la hermosa mujer de lentejuelas; o que siga borracho el fiero oso de la estepa siberiana; o que al malabarista se le caigan, uno detrás de otro, los alardes de su inagotable repertorio; o que rebuznen los salvajes caballos y se queden dormidos en la jaula los tigres de Bengala.

Lo peor tampoco es que los acróbatas padezcan de lumbago y que los chimpancés no aprendan las piruetas; o que al certero lanzador de cuchillos le falle el pulso y termine matando a su pareja.

Lo peor no es la insoportable bulla de los grandes medios, los amañados debates, las infalibles encuestas y sondeos a la carta, el fraude…

Lo peor es que, cuando se levante la inmensa carpa de colores que cubre el espectáculo, todavía haya gente que vote por los dueños del circo.

(Euskal presoak-Euskal herrira)

Rosario obrero

Marx ten misericordia de nosotros. Engels ten misericordia de nosotros. Marx óyenos. Engels escúchanos. Vladimir Lenin, ruega por nosotros; León Trosky, ruega por nosotros; Mihail Bakunin, ruega por nosotros; Buenaventura Durruti,  ruega por nosotros; Rosa Luxemburgo, ruega por nosotros; José Carlos Mariátegui, ruega por nosotros; Ho Chi Min, ruega por nosotros; Clara Zeltkin, ruega por nosotros; Patricio Lubumba, ruega por nosotros; José Martí, ruega por nosotros;  Che, ruega por nosotros; John Lennon, ruega por nosotros; Joe Hill, ruega por nosotros; Simón Rodríguez, ruega por nosotros; Farabundo Martí, ruega por nosotros; Augusto César Sandino, ruega por nosotros; Dolores Ibarruri, ruega por nosotros; Jon Idígoras, ruega por nosotros; Van Troi, ruega por nosotros; Santi Brouard, ruega por nosotros; Antonio Maidana, ruega por nosotros; Salvador Allende, ruega por nosotros; Chico Méndez, ruega por nosotros; Patxi Larráinzar, ruega por nosotros; Mamá Tingó, ruega por nosotros; Periko Solabarría, ruega por nosotros…

Manifiesto comunista que quitas la plusvalía del mundo, ten piedad de nosotros. Proclama anarquista que quitas los Estados del mundo, ten piedad de nosotros. Lucha popular que quitas la indignidad del mundo, danos la paz.

(Euskal presoak-Euskal herrira)