El Nobel de la Paz y Trump

Años atrás, distintos organismos e instituciones se dieron a la tarea de promover a Fidel Castro como Nobel de la Paz. Nunca compartí semejante injuria. Era consciente de que quienes respaldaban la iniciativa no lo hacían con ánimo de ofender a Fidel Castro, pero ocurre que siendo el dirigente cubano uno de los seres humanos que más había contribuido a la paz, el Premio Nobel de la Paz no se lo merecía a él.
Fidel y el pueblo cubano llevan años ganándose el respeto de quienes en el mundo seguimos empeñados en cambiarlo, pero el premio Nobel no se creó para reconocer los esfuerzos que Cuba ha venido haciendo en materia de salud, de educación, de respeto a los derechos humanos, entre otros progresos. Y ello a pesar de bloqueos, invasiones, sabotajes y mentiras.
Alguna vez, dada la catadura moral de los homenajeados, pensé que el Nobel de la Paz no podría caer más bajo pero la siguiente ceremonia siempre acababa por desmentirme.


En Memorias del Fuego cuenta Eduardo Galeano algunos de los méritos que hizo el ex presidente estadounidense Teddy Roosevelt para obtenerlo en 1906: “Teddy cree en la grandeza del destino imperial y en la fuerza de sus puños. Aprendió a boxear en Nueva York, para salvarse de las palizas y humillaciones que de niño sufría por ser enclenque, asmático y muy miope; y de adulto cruza los guantes con los campeones, caza leones, enlaza toros, escribe libros y ruge discursos. En páginas y tribunas exalta las virtudes de las razas fuertes, nacidas para dominar, razas guerreras como la suya, y proclama que en nueve de cada diez casos no hay mejor indio que el indio muerto (y al décimo, dice, habría que mirarlo más de cerca) Voluntario de todas las guerras, adora las supremas cualidades que en la euforia de la batalla siente un lobo en el corazón, y desprecia a los generales sentimentaloides que se angustian por la pérdida de un par de miles de hombres. Este fanático devoto de un Dios que prefiere la pólvora al incienso, hace una pausa y escribe: Ningún triunfo pacífico es tan grandioso como el supremo triunfo de la guerra. Dentro de algunos años recibirá el Nobel de la Paz”.
Desde 1901, en que se creó el premio, hasta 1936, en que fue distinguido el argentino Carlos Saavedra, nunca se eligió a un latinoamericano, africano o asiático. Todos los homenajeados con tan gloriosa distinción habían sido estadounidenses o europeos, como si la paz no dispusiera de otros acentos y no fueran estos más creíbles.
Tuvieron, de todas formas, que pasar otros 24 años para que en 1960 el sudafricano Albert Lutuli, aportara su nombre al esfuerzo de la paz convirtiéndose en el primer africano en ser homologado como Nobel y en el segundo caso en 60 años en que los jueces no encontraron un presidente estadounidense a mano o un candidato europeo que cubriera el expediente.
Ni siquiera Mahatma Gandhi, que entre 1937 y 1948 fue nominado en cinco ocasiones, fue elegido en alguna. Y los lamentos por tan imperdonable olvido que, ante el clamor popular, años más tarde reconociera el comité de sabios que administra el premio, no sirvieron, de todas formas, para restituirle su derecho a quien, curiosamente y después de la paloma, más se ha utilizado como símbolo de la paz.
En Suecia, los responsables de elegir a los premiados, ignoran que el llamado tercer mundo, no por casualidad sino porque carece, precisamente, de la paz, la practica y valora aún con más amor y constancia que occidente. Quizás por ello, salvo algunas cuidadas y obligadas excepciones, como el vietnamita Lee Duc Tho en 1973, (compartido con Kissinger) Teresa de Calcuta en 1979, Pérez Esquivel en 1980, Mandela en 1993 o Arafat al año siguiente, los elegidos como Nobel de la Paz o han sido excelentes administradores o serviles peones del negocio de la guerra: Simón Peres, Isaac Rabin Menachen Begin, Gorbachov, Carter, Lech Walesa, Oscar Arias, Al Gore, Santos…

Barack Obama, a los pocos meses de ser presidente del país que más enarbola la violencia como conducta, la tortura como terapia, el crimen como oficio y la guerra como negocio, se convirtió en el último canalla Nobel de la Paz festejado nadie saber porqué. ¿Por mandar más tropas a Afganistán? ¿Por multiplicar sus bombardeos? ¿Por llenar de bases militares Colombia? ¿Por “torcer el brazo de países que no se avienen a razones”? ¿Por seguir reteniendo contra todo derecho Guantánamo y convertirla, además, en una inmunda cárcel? ¿Por propiciar el golpe de estado en Honduras? ¿Por celebrar tiranos con licencia?

La última nominación de esta cruel bufonada se llama Donald Trump.

(Politikoak preso aske)

Un botijo de agua

Las intervenciones de Aitor Esteban como portavoz del Partido Nacionalista Vasco en el Congreso siempre son jocosas y, como suele ser habitual en el diputado vasco, la semana pasada provocó las carcajadas de sus señorías al señalar que a peperos y comparsas les daba igual que en las conversaciones con los soberanistas catalanes hubiera un relator o un “botijo de agua fresca”.

Lo que sí extrañé en su discurso, al margen de los olvidos de rigor, fue que no puntualizara algunas de sus afirmaciones como, por ejemplo, que “en la calle no se convocan las elecciones”… salvo en Venezuela, donde no solo se pueden convocar las elecciones en la calle sino, incluso, elegir a sus presidentes. Hasta con un voto, el de Donald Trump, es suficiente para que Esteban y su partido reconozca y se sume al golpe de Estado. En alusión a Ciudadanos, decía Esteban, “un verdadero partido de centro (como el PNV) ha de defender siempre el diálogo y nunca la imposición y el ordeno y mando”… salvo en Venezuela, donde en lugar de procurar el diálogo, por encima de la constitución de ese país, de Naciones Unidas y del sentido común, se ordena y manda que en lugar del legítimo gobierno venezolano se proclame como presidente no un botijo de agua sino un orinal de mierda.

(Preso politikoak aske)

Sexta carta pública a los extraterrestres

 

Estimados extraterrestres. Ignoro si esta sexta carta que les envío llegará finalmente a su platillo volador pero, si así fuera, les ruego tengan a bien ponderar mi meditada propuesta y actuar en consecuencia.
De más está confesarles que nada me importa su repugnante viscosidad o sus repulsivas escamas verdes, sus deformes antenas o cualquier otro asqueroso rasgo de su alienígena personalidad. Conozco demasiados humanos en este sufrido planeta que disfrutando de mejor apariencia son, sin embargo, mucho más nauseabundos que ustedes.
Y tampoco tienen que preocuparse de convencerme, caso de que por fin se decidan a invadirnos, de que sus deplorables propósitos sean dignos de encomio y de respeto, porque también conozco cómo ciertos humanoides tenidos por civilizados, disimulan con virtuosos discursos y proclamas las más viles y rastreras conductas. Hasta ustedes se sonrojarían, no importa su vegetal naturaleza, de las infamias que muchos que se tienen por devotos cristianos y progresistas demócratas son capaces de cometer y reiterar.
Por ello les insisto en que si se deciden a atacar la Tierra, y siendo quien suscribe un ciudadano consciente y responsable de sus actos, me pongo a su disposición para lo que consideren, sin necesidad de gratificación alguna, dietas u otros beneficios.
Hasta he creado una plataforma de sesudos intelectuales que, a cambio de ciertos reconocimientos, estatuillas y micrófonos abiertos, se han prestado de buen grado a secundar esta carta y darles la bienvenida.
Si para invadir la Tierra necesitan pretextos que lo justifiquen yo mismo les puedo ofrecer las excusas que gusten, junto a la confirmación de que ninguna es necesaria. En cualquier caso, siempre podrán alegar que el régimen estadounidense dispone de terribles arsenales de armas de destrucción masiva, que hay en Estados Unidos 40 millones de personas pasando hambre (incluyendo 13 millones de niños) según el último informe del Departamento de Agricultura de ese país, y son decenas los millones de personas (en buena parte afroamericanos) que dependen de bancos de comida para alimentarse; que en Estados Unidos hay más de medio millón de personas (553.000) viviendo en la calle según el censo del pasado año del Departamento de Vivienda de ese país, especialmente en Los Ángeles y Nueva York, cifras que según Phillips Alston, relator de Naciones Unidas para la extrema pobreza, han aumentado en los últimos años. El relator de la ONU también considera que la situación empeora por la “criminalización de la pobreza debido a los arrestos por delitos menores de las personas que viven en la calle”.

Así que, estimados extraterrestres, si necesitan pretextos para su intervención pueden alegar sentirse amenazados, defensa propia, una misión de paz o el rescate de posibles extraterrestres en ese país, siempre bajo la cobertura de la ayuda humanitaria o que el actual presidente del régimen estadounidense, al igual que sus antecesores, es un inmundo y repulsivo sicario del gran capital. Les ruego que, a la mayor brevedad, dejen caer sus democráticos racimos de bombas inteligentes sobre ese país, sin preocuparse en absoluto por los daños colaterales que puedan provocar, dado que el fin justifica cualquier criminal medio, y que apliquen con justiciera precisión su profiláctica limpieza porque, por más civiles inocentes que mueran achicharrados por sus rayos Ganma de última generación, no estarán haciendo nada que Estados Unidos, Europa e Israel no hayan hecho y sigan haciendo con sobrada insistencia y total impunidad.
Si los supuestos abanderados de la democracia y la libertad pueden matar en nombre de la vida y hacer la guerra en nombre de la paz, también ustedes, anhelados extraterrestres, pueden enmascarar sus genocidios con los mismos pretextos que este servidor no se lo va a censurar. Muy al contrario, les reitero que siempre podrán encontrar en mi persona a un seguro colaborador para lo que dispongan.

Sí les suplico, para cuando se decidan a dejar caer sus naves sobre este planeta, que hagan bien el trabajo, que no dejen nada para el día siguiente y que, si es posible, comiencen su operación “Ratas de la Tierra” por la Casa Blanca, el Pentágono, Wall Street, las sedes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, así como las sedes de CNN, CBS, NBC, FOX, BBC,Reuters, el Grupo Prisa y (favor especial) el Diario de Navarra.
Atentamente, agradeciéndoles la atención prestada, besa sus escamas o lo que sea que tengan… Koldo Campos Sagaseta.

(Euskal presoak-euskal herrira/Llibertat presos politics/Altsasukoak aske/Aurrera República Bolivariana de Venezuela)

 

 

 

Que la guerra termine cuanto antes

Cuando estalle la guerra y de nuevo fracasen los oficios de la ONU, se publicarán en los grandes medios decenas de artículos demandando “que la guerra termine cuanto antes”. Piadoso deseo que acostumbran a llevarse a la boca quienes antes se ocuparon de jalearla o prefirieron mirar para otro lado. En su descargo queda su misericordioso anhelo de que la guerra, horror inevitable, si ha de ser que sea y termine cuanto antes. Una masacre que empiece y concluya en una noche, en un solo disparo, de manera que antes de que la noticia de la guerra llegue a oídos del mundo ya los condenados hayan rendido los bienes y la vida y nos despierten a rebato las campanas de la paz. Por ello es importante que la guerra termine cuanto antes, para que no se desparramen por el calendario los daños colaterales, para que las torturas no nos sobresalten y los cadáveres no pongan en entredicho ni la inteligencia de las bombas ni la pericia de los asesinos. El problema es que los muertos que dejan las guerras siempre tienen el mal gusto de agonizar más tiempo del debido afeando la solemnidad del mejor armisticio. La guerra que termina cuanto antes es aquella que no se inicia.

(Euskal presoak-euskal herrira/Llibertat presos politics/Altsasukoak aske/Aurrera República Bolivariana de Venezuela)

Bullying en la escuela

Es el niño más grande de la escuela, blanco, grande y manganzón. No soporta a los niños, especialmente, si son mestizos, negros o amarillos… no soporta a los otros. No tolera a las niñas, tampoco a las blancas, a las que cree inferiores y tontas. Tiene más de dos siglos en la escuela pero nada ha aprendido en todos estos años. Es el abusón de la escuela. Como chulo que es y acostumbrado a no rendir cuentas a nadie, se la pasa yendo y viniendo por aulas y pasillos, escoltado por algunos grandullones que le jalean y le ríen las gracias, robando almuerzos y meriendas, hurtando carteras y golpeando a quienes se resisten al abuso.

La Dirección de la Escuela y la Asociación de Padres y Madres en nota hecha pública en estos días, han reconocido los abusos del niño blanco, grande y manganzón y, en consecuencia, le animan a perseverar en sus atropellos repartiendo golpes y patadas, y hasta lo celebran con aplausos a la espera de que, como gentes de bien comprometidas con el respeto, la tolerancia y la no violencia, estos abusos guarden la proporción debida y terminen cuanto antes.

(Euskal presoak-euskal herrira/Llibertat presos politics/Altsasukoak aske/Aurrera República Bolivariana de Venezuela)