Abo Bao siempre había sido un joven normal, un joven común y corriente, como tantos otros, con las naturales preocupaciones de su edad y que, según se ha informado, en modo alguno había dado señales de alarma en el pasado ni entre sus vecinos ni entre sus compañeros de trabajo que lo definían como un joven muy callado y tranquilo. Tal vez porque vivía solo y apenas salía del apartamento que ocupaba en un populoso barrio de la ciudad, nadie en su entorno fue capaz de advertir los radicales cambios que se fueron produciendo en el joven. Expertos consultados que han estudiado el caso creen que el joven se idiotizó rápidamente por tele-5.
Los mismos expertos también han indicado que solo en lo que va de año podrían ser más de tres mil los jóvenes idiotizados a través de las llamadas teles sociales y que el número de idiotas seguirá en aumento si no se controlan las teles sociales estableciendo mecanismos que regulen sus idiotas emisiones.
Según han señalado los mismos expertos, grandes multinacionales de la comunicación están aprovechando las teles sociales para captar a jóvenes que se idiotizan rápidamente y que una vez se han vuelto asiduos de sus emisiones atraen a otros jóvenes a los que radicalizan su idiotez de manera que terminen formando parte de sus programas idiotas.
(Euskal presoak-euskal herrira)
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