«la dignidad de nuestros ancianos»

Cambiar el pañal de un anciano cuando se ha agotado el número de pañales asignados por anciano y día, no es una prueba que superar en un concurso de televisión; afeitar, bañar, dar de comer y acostar a 30 ancianos mientras se les consuela, se les anima y se les recoge la habitación, tampoco es una competencia olímpica. Son solo ejemplos del quehacer diario de quienes trabajan en residencias de ancianos en las que se reduce un personal al que cada vez se carga con más tareas y peores salarios y condiciones de trabajo.

Días atrás, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementería, solemne afirmaba que “la dignidad de nuestros ancianos está por encima del derecho a la huelga”, pero la huelga que están llevando a cabo quienes trabajan en las residencias de ancianos de Bizkaia es precisamente para ello, para preservar esa dignidad que el afán de lucro y los recortes de las empresas y la administración están poniendo en peligro. Lo decía en este medio Rocío Merino, trabajadora en una residencia de ancianos, y lo suscribo yo como residente. No solo hay que respetar esa dignidad los días de huelga, también el resto del año, que la dignidad de nuestros ancianos a la que apelaba Rementería también debe estar por encima del derecho al negocio.

(euskal presoak-euskal herrira)