Abo Bao

Abo Bao siempre había sido un joven normal, un joven común y corriente, como tantos otros, con las naturales preocupaciones de su edad y que, según se ha informado, en modo alguno había dado señales de alarma en el pasado ni entre sus vecinos ni entre sus compañeros de trabajo que lo definían como un joven muy callado y tranquilo. Tal vez porque vivía solo y apenas salía del apartamento que ocupaba en un populoso barrio de la ciudad, nadie en su entorno fue capaz de advertir los radicales cambios que se fueron produciendo en el joven. Expertos consultados que han estudiado el caso creen que el joven se idiotizó rápidamente por tele-5.

Los mismos expertos también han indicado que solo en lo que va de año podrían ser más de tres mil los jóvenes idiotizados a través de las llamadas teles sociales y que el número de idiotas seguirá en aumento si no se controlan las teles sociales estableciendo mecanismos que regulen sus idiotas emisiones.

Según han señalado los mismos expertos, grandes multinacionales de la comunicación están aprovechando las teles sociales para captar a jóvenes que se idiotizan rápidamente y que una vez se han vuelto asiduos de sus emisiones atraen a otros jóvenes a los que radicalizan su idiotez de manera que terminen formando parte de sus programas idiotas.

(Euskal presoak-euskal herrira)

«la dignidad de nuestros ancianos»

Cambiar el pañal de un anciano cuando se ha agotado el número de pañales asignados por anciano y día, no es una prueba que superar en un concurso de televisión; afeitar, bañar, dar de comer y acostar a 30 ancianos mientras se les consuela, se les anima y se les recoge la habitación, tampoco es una competencia olímpica. Son solo ejemplos del quehacer diario de quienes trabajan en residencias de ancianos en las que se reduce un personal al que cada vez se carga con más tareas y peores salarios y condiciones de trabajo.

Días atrás, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementería, solemne afirmaba que “la dignidad de nuestros ancianos está por encima del derecho a la huelga”, pero la huelga que están llevando a cabo quienes trabajan en las residencias de ancianos de Bizkaia es precisamente para ello, para preservar esa dignidad que el afán de lucro y los recortes de las empresas y la administración están poniendo en peligro. Lo decía en este medio Rocío Merino, trabajadora en una residencia de ancianos, y lo suscribo yo como residente. No solo hay que respetar esa dignidad los días de huelga, también el resto del año, que la dignidad de nuestros ancianos a la que apelaba Rementería también debe estar por encima del derecho al negocio.

(euskal presoak-euskal herrira)