El niño rico, acompañado de su rico padre, se detuvo frente al escaparate de la juguetería.
-¿Cuál quieres? –preguntó complaciente el padre.
-¡Los quiero todos! –respondió complacido el niño.
-¡Lo que tú digas! ¡Vamos a comprarlos todos!-se complacieron los dos.
Una vez dentro del mercado, el niño apuntaba con el dedo y el padre sacaba la cartera.
-¡Y quiero ese alemán campeón del mundo!
-¡Adjudicado! ¡A ese lo colocaremos en el medio del campo y en anuncios de lociones y colonias!
-¡Y quiero al colombiano que marcó más goles en Brasil!
-¡Adjudicado! ¡A ese lo pondremos en algún sitio y nos hará publicidad de calzoncillos!
-¡Y quiero al mejor portero del mundial!
-¡Adjudicado! ¡A ese, de momento, lo pondremos en el banquillo y anunciará seguros y bancos!
¡Papá! –exclamó el niño de improviso al reparar en un problema con el que no contaba- ¿Y qué haremos con los viejos juguetes?
-Lo que hacemos siempre –contestó conciliador el padre- dárselos a los niños pobres…!
-¡El muñeco argentino está casi nuevo! -señaló el niño.
-¡Y tú pasaste muy buenos ratos con él –confirmó el padre- pero no se resigna a quedarse en el armario! ¿Lo vendemos?
-¡Adjudicado! –respondió el niño- ¡Se lo podemos vender a Manchester!
-¿Y algo habrá que hacer con el portero que ahora nos sobra? -insistió el padre- ¿Lo regalamos?
-¡Adjudicado! –respondió el niño- ¡Se lo podemos dar a Milán!
-¿Y aquella joven promesa vasca? –preguntó el padre- ¡Uno de los grandes regalos del año pasado…! ¿Lo cedemos?
-¡Adjudicado! –respondió el niño antes de sobresaltarse de nuevo- ¿Y dónde está aquel otro muñeco alemán que me compraste hace dos años?
-¡Te cansaste muy pronto de jugar con él –respondió el padre- y se lo pasamos a Arsenal.
-¿Y ese otro alemán grandullón que me compraste? –inquirió el niño- ¿Todavía lo tengo?
-¡Sí –respondió el padre- pero si quieres se lo damos a los pobres!
-¿Y la perla de la cantera blanca? –insistió el niño.
-¡Una se la dimos a Juventus! –respondió el padre- ¡La verdad es que ocupaba mucho espacio en el armario y hay que hacer sitio a los mejores! ¡Lo que no sé es qué
vamos a hacer con el juguete que te compré en Málaga el pasado año! ¡Con él ocurrió lo que con aquel otro que te compré en Santander y ahora lo tiene un niño de Donosti, que era el juguete de moda entonces.
-¿Y si compramos –se atrevió a preguntar el niño- al delantero argentino de Barcelona?
-¡Vamos a ver qué se puede hacer pero, mientras tanto… -cerró el padre la compra y guardó la cartera- ¿Por qué no sigues jugando con Ronaldo? ¡Y vamos a ponerlo a anunciar también yogures y gomina, que hay que hacer caja!