No la defiendan

Hay quienes, no conformes con sumarse a la ilustre exhibición de baba que en defensa de la monarquía exhiben los palmeros en curules y medios, también se esmeran en “argumentar”, en aportar razones que justifique a los Borbones.

El problema consiste, sin embargo, en que es precisamente en esos acérrimos defensores de lo que tienen por el “mejor símbolo de la unidad y permanencia del Estado” en quienes reside el mayor agravio para la monarquía y sus representantes cada vez que les da por hacer juicios con los que alimentar sus patrañas, su estupidez o ambas al mismo tiempo.

El senador navarro Del Burgo, en declaraciones a la televisión vasca, razonaba la virtud de la monarquía y de su rey Juan Carlos I, porque durante sus 39 años “no perturbó el orden democrático”.

Y me pregunto ¿no perturbar es una virtud? Según el diccionario perturbar es “trastornar el orden y el estado de cosas/Quitar la paz o la tranquilidad a alguien/Hacer perder el juicio a una persona”.

¿Hay que aplaudir que el monarca no nos trastornara el orden, no nos hurtara la paz o no nos volviera locos?

En la misma línea, el ex presidente Zapatero, uno de esos de los que asegura el secretario general de su partido “tienen hondas raíces republicanas”, argumentaba a favor de Juan Carlos I que “el rey nunca ha interferido en la soberanía popular o en la acción de Gobierno”. Y vuelvo al diccionario y confirmo que “interferir” es sinónimo de entorpecer, impedir, obstaculizar…

Ya no me hago la pregunta. Para algunos, obviamente, no entorpecer es mérito suficiente como para que el Estado desembolse incontables millones de euros de unas arcas que nos dicen vacías, con tal de que una monárquica familia numerosa no perturbe ni interfiera.

No entorpecer, no interferir…el mejor currículum para encontrar trabajo.

Y en el mismo tenor, desde el actual presidente del gobierno hasta sus antecesores, que vienen a ser el mismo, he oído juicios semejantes: que no fue impedimento alguno, que siempre se mostró dispuesto a colaborar…

Otros, en parecido ejercicio, se empeñan en buscarle méritos y cometidos al monarca que expliquen su necesidad: “Es el mejor embajador que tiene España”.

Y si resulta que, después de tantas agrias discusiones, el rey es un embajador… ¿para qué queremos un rey?

¿Y no resultaría más barato para las arcas públicas que se le nombrara entonces embajador y se le asignara un sueldo por esa función, sólo a él, (exclúyanse reinas, príncipes, princesas, infantas, imputados…) al margen de las comisiones que se gane como portavoz de los grandes empresarios del Estado? O mejor aún ¿por qué no lo contratan como representante esas mismas empresas y nos ahorramos también su salario como embajador?

También para ayudar a la causa, varios dirigentes del PSOE han insistido en que su “republicanismo cívico puede ser con una forma de gobierno monárquica o republicana” porque lo fundamental es “la democracia, los valores, las reglas del juego, los contrapoderes, el respeto a la Constitución y las leyes…”. O lo que es lo mismo, que la monarquía como modelo de Estado no tiene ninguna importancia, es un asunto secundario y lo que realmente debe importarnos es el paro, la crisis… ¿Y entonces, no se podría suprimir el oneroso gasto de un modelo que no tiene importancia, que no es fundamental, que es secundario…? ¿No coinciden todos en definir a la monarquía como un símbolo? Y en estos tiempos ¿no podríamos conformarnos con la bandera o el escudo como símbolos? A ninguno de estos símbolos hay que aforar, darle de comer, comprarle un yate o pagarle safaris por los Cárpatos o Botswana.

Mejor no la defiendan.

 

 

Gané yo

 

Ignoraba donde se encontraba pero me era vital hallarlo cuanto antes.

 

-Y va a formar España con Casillas en la portería…la Diputación Permanente del Consejo de la Grandeza en la defensa…Xabi Alonso, Iniesta y la Orden del Toisón de Oro en el centro del campo; Felipe González, Aznar y Zapatero en las bandas; y adelante el rey Felipe VI con su uniforme de Gran Etiqueta del Ejército de Tierra “ya que disimula algo más su imagen militar y socialmente es más normal”, quedando Letizia I de media punta…

 

Yo estaba recostado en el sofá, sin fuerzas ni para levantarme y convaleciente aunque no recuerdo de qué…

 

-Solo hay que reseñar la baja, por doble abdicación amarilla, del veterano Juan Carlos I

que va a quedar en la reserva porque “los capitanes generales no se jubilan nunca”, así tenga que pedir permiso a Felipe VI para seguir metiendo goles…

 

Por más que lo había buscado alrededor de mi abatimiento no estaba detrás de los cojines, ni debajo del sofá…

 

-Y ya rueda la corona sobre el terreno de juego en un trascendental partido para el que sólo vale la victoria y que cuenta con la presencia de 160 invitados, como Ana Botella, alcaldesa de Madrid, y el hijo de la duquesa de Alba Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, duque de Híjar, arremolinados en torno al bombo de Manolo… ¡Yo soy español, español, español..!

 

…ni tampoco sobre la mesa, ni junto al televisor, ni…

 

-Va a lanzar el saque de esquina Carlos Espinosa de los Monteros y Bernaldo de Quirós, Duque de Valtierra y Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España… ya la pone sobre el área y…  ¡Penalty! ¡Penalty! ¡El Congreso ha señalado penalty! ¡Penalty a favor de España por una nueva caída del rey dentro del área, que ya se dispone a lanzar Paco el Caudillo…¡Puede marcar España!

 

¿Dónde estaba? ¿Dónde diablos lo había puesto? De que diera con él a tiempo dependía mi salud.

 

-¡Y se abrazan Felipe VI y Letizia I, y Aznar y Ana Botella, y Juan Carlos I y… y todas las cheerleaders celebran entusiastas, con Corinna Zu Sayn-Wittgenstein a la cabeza, el gol que podría llevar a España a coronar un mundial excepcional!

 

Tan abatido estaba que me sentía incapaz de reaccionar, de levantarme del sofá y poner fin a aquella pesadilla… Y entonces ocurrió. Si no fuera porque estaba a punto de echarme a llorar hubiera reído hasta las lágrimas… ¡Yo lo tenía en la mano! Todo el tiempo había estado conmigo, acompañándome en su búsqueda, del cojín al suelo, de la mesa al televisor…  ¡El mando a distancia lo tenía yo! ¡Gol… Gol… Gol… Goooooooooooooooooooooooooooool… del interruptor! ¡Se acabó el partido!

Gané yo.

 

 

 

La etiqueta de la ceremonia

Leo en los medios que “las mujeres no sólo podrán asistir de corto a la investidura de Felipe VI”,  porque –lo dice Carlos Fuente, portavoz de la Zarzuela- “aunque se diga traje corto, no somos tan exigentes”. Incluso, hasta se les admite el pantalón. “Lo importante es que no lleven traje de cóctel… tampoco vestidos llamativos, ni tonos festivos porque deben ir en consonancia con la ceremonia institucional… y tampoco asistir con un vestido negro pues resultaría chocante al ser un color reservado para el luto.”

“Y también es importante –sigue apuntando la Zarzuela- limitar el uso de bisutería y no llevar tocados… porque será un acto con tintes austeros”.

La reina Letizia será la única que deberá llevar un vestido largo, a diferencia del resto de la familia real que usará el vestido corto.

La razón por la que Letizia va de largo se debe a que “el rey Felipe VI va a ir vestido de gala con el uniforme de Gran Etiqueta del Ejército de Tierra y a este traje solo le corresponde un vestido largo”.

Y eso que –lo dijo el Rey abdicado alguna pasada navidad- todos los españoles son iguales ante la moda y el buen gusto ¿O sería ante la ley?

Lo peor, en cualquier caso, se lo vuelven a llevar ellas: traje corto, aunque no muy corto; que no resulte muy llamativo aunque tampoco parezca de luto; que sin tener tonos festivos, no sugiera un funeral; y la bisutería que no sea ni excesiva ni parca; y peinados que deben ir en “consonancia con la ceremonia” pero que no sean tocados ni arreglos disonantes. Queda prohibido el traje negro “aunque no somos tan exigentes” y podría darse el caso de alguna discreta presencia de ese color en un vestido consonante.

Vaya, que es un día para que, quien se plantee asistir,  vaya a pecho descubierto, o  en pelotas, para ir en “consonancia” con los “tintes austeros” en que nos han dejado.

 

 

«Circunstancias excepcionales»

¡Lo han conseguido! ¡Dos emigrantes lo han hecho posible! Y así ha sido porque ni siquiera en los peores momentos renunciaron a su sueño; porque, no obstante los tantos sinsabores del camino, se sobrepusieron a cualquier desaliento y acabaron encontrando, ilesos y felices, acogida en el Estado español.

Dos emigrantes que,  a pesar de los golpes de los guardias, de las filosas concertinas en las alambradas, de las bombas de humo, de las pelotas de goma, juntos han logrado superar los muros, atravesar las vallas y cruzar la frontera. ¡Lo han conseguido, sí, lo han conseguido!

No sólo van a ser asistidos por distintos programas sociales para que se les faciliten los medios y recursos que permita a ambos vivir dignamente, porque estos dos emigrantes también van a ser empadronados de inmediato y no en Sestao, como si fueran “mierda”, sino en Madrid.

No conforme con ello, el Estado español  aún reserva más gratas noticias para estos dos emigrantes y es que, a petición del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, considerando que en este caso “concurren circunstancias excepcionales”  ha decidido por real decreto la  nacionalización de Shalva Kalabegashvili y  Nikoloz Sherazadishvili, dos georgianos judokas de alto nivel. La concesión de la nacionalidad española a estos dos judokas ha sido otorgada por “carta de naturaleza”, facultad discrecional del Consejo de Ministros, en atención a que los dos emigrantes judokas “pueden contribuir al impulso del judo nacional” y hasta, incluso, aumentar el número de medallas en la próxima cita olímpica.

Luces y sombras

A propósito de las “luces y sombras” que, al decir de los grandes medios han acompañado los 39 años del monarca español, quizás fuera bueno considerar que el Vampiro de Dusseldorf, cuando regresaba a su hogar después de haber satisfecho sus homicidas correrías por las luces y sombras de la ciudad, reunía a su familia en torno a la mesa y daba gracias a Dios por los frutos recibidos. Y Jack el Destripador, todavía con su filoso cuchillo goteando luces y sombras, acudía presuroso junto a la cuna de sus retoños para arrullarles el sueño con sus más dulces y tiernas nanas.

El conocido como «Doctor Muerte», médico inglés que superase la mejor marca mundial de defunciones en un hospital, tenía tal respeto por sus pacientes que incluía sus fotografías en su propio álbum familiar para celebrarles sus luces y sombras en sus aniversarios.

Cada vez que «El Estrangulador de Boston» se veía en la necesidad de despojar del aire a alguna anciana por Navidad, mientras apretaba sus luces y sombras alrededor del cuello, entonaba un entrañable villancico y aprovechaba los estertores de sus víctimas para desearles un próspero año nuevo. La única fotografía que se conserva del «Carnicero de Milwaukee», tomada unas horas después de que destripara a dos niñas de la localidad, nos lo muestra compartiendo alegremente con sus vecinos, en el jardín de su residencia, mientras daba buena cuenta de una parrillada de luces y sombras. Hasta Josef Mengele, también llamado “El ángel de la muerte”,  una vez terminaba su agotadora jornada laboral gaseando judíos, gitanos y comunistas, al regresar a su dulce hogar en el autobús siempre cedía su asiento a alguna anciana o mujer embarazada.