Se atribuye a Voltaire, filósofo y político francés, una frase que, dedicada a otro político, quedó para la historia: “No estoy en absoluto de acuerdo con lo que dices pero daría la vida por defender tu derecho a expresarlo”.
Ahora que los tribunales españoles han inhabilitado el derecho de decenas de miles de vascas y vascos a elegir a Arnaldo Otegi como su candidato a la presidencia del Gobierno Vasco, me he quedado a la espera de que algún otro aspirante a la Lehendakaritza, ya que no la vida, que no se les pide tanto, comprometiera al menos su repudio por tan insostenible condena, su absoluto rechazo por otro atropello más que añadir a la arbitraria pena de cárcel a que fuera condenado Otegi. Me hubiera conformado con que algún candidato expresara siquiera una palabra, un simple gesto solidario, pero ahí andan los habilitados por el Estado español, mirando para otro lado y frotándose las manos.
Más de 200 años después de que Voltaire pronunciara aquella frase, el tiempo, además de a su autor, parece que también se ha llevado una de las más hermosas defensas de la ética en el ejercicio de la política. Los tribunales españoles son expertos en vulnerar derechos pero aún son más diestros, verdaderos maestros, homologando chorizos.
(Euskal presoak-Euskal herrira)