Bochorno ajeno

A veces se me cruzan los cables y hago cosas insólitas, imprudentes para mi edad como, por ejemplo, tragarme sin pestañear el llamado debate entre Sánchez y Feijóo. Tres horas incluyendo la previa con los analistas valorando las posibles estrategias de los dos aspirantes y si se impondrá el candidato verdeazulado o será el azulverdoso quien obtenga más respaldo. El diseño del “debate”, incluyendo la moderación, solo podía tener sentido si lo que se buscaba, más que el debate, era el show. Es lo que hubo.

Y sí, es verdad, hacía mucho calor para acostarme tan pronto, ya había visto el encierro cuatro veces y, además, el resto de la oferta televisiva, boda del año incluida, era vomitiva, pero en algún momento debí levantarme del sillón y apagar el aparato. No lo hice.

Uno va de progre y el otro de liberal, pero se entienden porque hay una España que los une y un mismo Mercado que los mueve. Seguí oyéndoles gritos especulando cifras que, al mismo tiempo, reafirmaban y negaban entre verdades a medias, embustes al dente y mentiras enteras, interrumpiéndose constantemente como niños malcriados, en un patético show, que no debate, por ver cuántos idiotas intercambian el 23 de julio en las urnas. Aquí lo tenemos claro. Egingo dugu! Bota Ehbildu!

(Preso politikoak aske)

No son emigrantes ni refugiados ni indocumentados

Cada vez que un nuevo naufragio pone en evidencia esos principios éticos de los que suele alardear Europa, los grandes medios de comunicación se conduelen de las tantas vidas perdidas, de las familias rotas, del drama que supone aventurarse en el mar Mediterráneo cuando no es a bordo de cruceros sino de coyucos y pateras.

Hay, sin embargo, un aspecto que pasa desapercibido entre tantas hipócritas crónicas y que explica con dolorosa exactitud el trasiego de embarcaciones atestadas de africanos rumbo a Europa, y ese matiz al que los medios no acostumbran a hacer referencias es que esos emigrantes son nuestros invitados, son la directa consecuencia de las políticas colonialistas que seguimos aplicando a países que usamos como vertederos de residuos tóxicos o a los que hemos arruinados sus campos y costas, saqueado sus recursos naturales, y a quienes quitamos y ponemos gobiernos y les trazamos nuevas fronteras en función de nuestros intereses.

Cada vez que en nombre del progreso, con nuestra indiferencia o nuestros votos, llevamos la guerra a Siria, a Libia, a Palestina… estamos invitando a Europa a quienes hemos despojado de bienes y derechos, pero no como emigrantes, refugiados o indocumentados sino como nuestros invitados.

(Preso politikoak aske)