Mes: agosto 2023
¿Volverá a ser Iruña parte de Navarra?
Declaraba Chivite, presidenta del gobierno de Navarra tras alcanzar un acuerdo el PSN con Geroa Bai y Contigo-Zurekin, que el firmado es un acuerdo de “progreso” y que tiene como propósitos “impulsar políticas dirigidas a colectivos vulnerables, fortalecer los servicios públicos, profundizar los derechos de la ciudadanía…” para bien de Navarra.
Y me pregunto si no serían también deseables para la capital navarra esos mismos compromisos de progreso.
E insiste la líder socialista que su gobierno progresista va a “fortalecer la convivencia, la acción feminista, respecto de los derechos de las personas LGTBI + y la lucha contra la violencia machista…” para bien de Navarra.
Y me sigo preguntando si no serían también saludables para Iruña esos mismos hermosos propósitos.
Vuelve a subrayar Chivite que, en representación de la mayoría de los navarros que votaron en las pasadas elecciones y que apuestan por conformar un gobierno progresista, se propone “la defensa de la diversidad, de su patrimonio y de sus lenguas propias, como el euskara (desde la lógica de la realidad sociolingüística)…” para bien de Navarra.
Y sigo sin entender que las defensas de esos preciados valores para Navarra, no lo sean también para Iruña; que lo que en Navarra sea progreso, en Iruña se transforme en retroceso; que lo que en Navarra pasa por virtud en su capital se convierta en anatema.
Agrega la presidenta del reino navarro que es su intención “impulsar infraestructuras, desarrollar el plan estratégico de la convivencia y fomentar la igualdad…” siempre para bien de Navarra.
Y me pregunto porqué entonces Chivite y su partido, en lugar de respaldar a Asirón, el candidato progresista más votado para el ayuntamiento de Iruña, han puesto al frente de la alcaldía a lo más parecido a Vox que hay en Navarra y en su versión más cutre.
¿Para cuándo una moción de censura que incorpore Iruña al “progreso” navarro?
(Preso politikoak aske)
La falta de personal mata
Vivo en la residencia de mayores de Azkoitia y, ocasionalmente, suelo tocar el tema en mis artículos. De hecho, hace un año por estas fechas me referí a un informe del Gobierno Vasco encargado a su propio departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, en relación al virus y su incidencia en las residencias vascas.
El informe, publicado tarde y solo porque se acabó filtrando a los medios, concluía que el binomio “muerte-personal” en las residencias era inversamente proporcional o, lo que es lo mismo, que a más personal en las residencias menos muertes hay que lamentar.
Verdad de perogrullo que, sin embargo, el Gobierno Vasco sigue sin entender, y que no se limita solo a ese binomio “muerte-personal” en los tiempos del virus, sino a otras posibles relaciones a establecerse, así no haya virus, y que yo hago públicas sin necesidad de que el Gobierno Vasco me pague el informe: a más personal menos soledades; a más personal menos tristezas; a más personal menos gritos, menos enfados, menos caídas, menos golpes, menos fracturas, menos “accidentes”, menos urgencias; a más personal menos esquelas.
Hace un año en San José Egoitza creíamos haber tocado fondo en relación a la falta de personal. Craso error. Al margen de que Biharko y otras empresas del negocio insistan en hablar de “atención personalizada” y demás zarandajas al uso, un año más tarde la situación ha empeorado. Parecía imposible pero lo han logrado y la falta de personal es insoportable. Lo saben las trabajadoras, los sabemos los residentes y lo saben también las familias, incluyendo las que prefieren no tener malas noticias y echarle la culpa al mensajero, como también lo saben el propio Gobierno Vasco y las empresas a las que les importa una mierda todo esto y que siempre se excusan en bajas, en vacaciones o en que María estaba lavando y se le acabó el jabón.
Con virus y sin virus, con informe y sin informe, la falta de personal: ¡Mata!
(Preso politikoak aske)
La mediocridad no es transparente
No obstante las expectativas creadas tras el recuento del voto exterior y la posibilidad de que se produjera un cambio en el reparto de escaños, lo cierto es que para nada se ha modificado el resultado de las elecciones del pasado mes de julio ratificándose la victoria de la alianza formada por el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional que han obtenido una mayoría amplia que, incluso, podría ser absoluta de confirmarse los magníficos resultados obtenidos por la Conferencia Episcopal Española, la CEOE y el IBEX 35 que, como es habitual, han anunciado su intención de renovar con la justicia española los tradicionales pactos a los que, igualmente, se suma alborozada la Casa Real española con el beneplácito del mercado europeo y el de la Casa Blanca.
Sí, es verdad que estos “partidos” no están acreditados como tales, ni participaron en las elecciones, ni han tenido necesidad de mejorar su imagen en las encuestas o de exponerse al ridículo en debates televisivos, pero ganan las elecciones siempre y sin abrir la boca. Si acaso una nota episcopal de vez en cuando, una sentencia sobrevenida, un llamado al orden, porque si algo los caracteriza es la discreción. La misma con la que el emérito va y viene de Abu Dabi a Sanxenxo para, ya de paso, ganar de nuevo la regata del pueblo pontevedrés con tanta destreza como la que se le conocía al caudillo en la pesca de salmones. La misma mesura con la que Cristina Ibarrola exhibe su elegancia en plenos y joyerías, cuando no especula plazas de aparcamiento o tala los árboles de la calle Sangüesa. A la alcaldesa de la extrema navarra aupada al cargo por el PSOE para que no gobernara Asirón la alcaldía de Iruña, le ha bastado muy poco para quedar en evidencia.
Es el problema que tiene ponerle nombre a la mediocridad, que una vez tiras del cargo aparece la identidad del incumbente en todo su emperifollado esplendor.
(Preso politikoak aske)
