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Increíble cuantos sustantivos, adjetivos y verbos puede esconder una sola palabra, un único apellido, a cuantos actos y discursos puede remitirnos un único concepto.
Y pocos tan fértiles, tan generosos, como el Caso Bárcenas, un caso con ocho letras, con ocho únicos signos capaces, si embargo, cuando abren y extienden sus fecundas y desmedidas alas, de cobijar casi medio diccionario, hasta ilustrado.
Supongo que será ese afán que, a veces, nos entra por querer etiquetar interminables y voluminosos expedientes, ese anhelo por hallar ocho letras que resuman la historia universal, tal vez una habitual forma de pretender condensar en un solo culpable, en un maldito nombre, todas las complicidades encubiertas que, antes de que nos demos cuenta, ya habrán reeditado el siguiente caso.
El Caso Bárcenas también es el Caso Gürtel, el Caso Partido Popular, el Caso Partido Obrero Socialista Español, el Caso Rajoy y Zapatero, el Caso Aznar y González, el Caso Congreso, el Caso Senado, el Caso Justicia, el Caso Policía, el Caso Banca, el Caso Iglesia, el Caso Medios de Comunicación, el Caso Bolsa, el Caso Monarquía, el Caso Desvergüenza, el Caso Impunidad, el Caso Delincuencia, el Caso Corrupción, el Caso Fraude, el Caso Soborno, el Caso Comisiones, el Caso Estafa, el Caso Lavado, el Caso Gran Caimán, el Caso Suiza, el Caso Malversaciones, el Caso Desfalco, el Caso Cohecho, el Caso Chorizos, el Caso de Siempre, el Caso España.