Cuento caribeño en tres actos y un epílogo

Este cuento caribeño en tres actos y un epílogo es parte de la historia de Puerto Rico, República Dominicana y Haití, tres pueblos antillanos destinados a encontrarse.

Acto I

El boricua se dio la vuelta y, al observar al dominicano a sus espaldas, escupió al cielo y denunció a gritos: “Los dominicanos nos están invadiendo…”.

El dominicano giró sobre sus pasos, reconoció al haitiano y, ofuscado, delató la compañía: “Los haitianos nos están invadiendo…”.

El haitiano también se dio la vuelta pero no encontró a nadie tras de sí.

Acto II

El boricua advirtió a sus espaldas al dominicano y, como si hubiera perdido la memoria, desenvainó lengua y espantos y masculló su enojo: “Esos malditos negros…”.

El dominicano sorprendió al haitiano y, como si hubiera extraviado la razón, desenfundó miedos y engaños y rezongó su furia: “Esos malditos negros…”.

El haitiano también se dio la vuelta pero no encontró a nadie tras de sí.

Acto III

El boricua, que buscaba un culpable que explicara su suerte mejor que su fracaso, al ver a sus espaldas al dominicano respondió indignado: “Hatajo de vagos y delincuentes…”.

El dominicano, que también requería un responsable de su infortunio a la medida, detrás de su destino sólo encontró al haitiano y alegó irritado: “Hatajo de vagos y delincuentes…”.

El haitiano también se dio la vuelta pero no encontró a nadie tras de sí.

Epílogo

Y así fue hasta que un día, un bendito día que todavía no ha llegado, boricuas, dominicanos y haitianos, al mirar hacia atrás sólo encontraron reflejadas sus alargadas sombras y no supieron distinguir una de otra.