Bien está con sus padres

 

Nadie en sus cabales aceptaría que a los padres de un niño con evidentes señales de maltrato, abusos sexuales, desnutrido y enfermo, se les confirmara su derecho a la custodia. ¿Verdad que no? Ni siquiera en el caso de que se confesaran arrepentidos podría alguien que no fuese un canalla, permitir que ese niño siguiera en sus manos, por más progenitores que se digan.

Lamentablemente, esa general repulsa no se expresa con la misma lógica y contundencia cuando son otros los maltratos y canallas. Sólo así se explica que aceptemos que los mismos responsables de haber conducido al planeta al calamitoso estado en que se encuentra se arroguen el derecho de salvarlo; o que los mismos responsables de vaciar las arcas del estado para aliviar las penas del negocio, estén en condiciones de rescatarnos de su propio expolio; o que los mismos intereses que han convertido la vida en un mercado, que han precintado sueños y prostituido conciencias, que han desatado hambrunas y matanzas, se nos presenten, y hasta lo consideremos, como la única posible opción para volver a ser humanos.

Los grandes medios de comunicación son los que se encargan de transcribirnos la crónica del fraude. Cuando uno creía, después de tantos titulares y años agraviando honras y homologando infamias, justificando disparos preventivos o enalteciendo guerras humanitarias, que a esos grandes medios ya no les cabía más crédito, vuelven a presentarse, sin embargo, como la única fe de su mendaz relato.

El niño maltratado, abusado, desnutrido y enfermo… concluimos, bien está con sus padres.

 

Itziaren semea

Jesús Muñecas Aguilar bien pudo no haber nacido nunca o haber sido estrangulado en el parto por un visionario y oportuno cordón umbilical que evitara el engendro…

“Itziaren semea: hori duk mutila! Nihor salatu baino nahiago du hila, harro egon liteke Maji neskatila expertxetik jali ta joanen zaio bila…”

O haberse consumido en cualquiera de los tantos accidentes que jamás consideran la bondad de las vidas que cobran, reducido al silencio de una perdida esquela… 

“Zazpi gizon zituen joka inguruan, makilaz hartu naite ostikoz lurrean bainak nik ez du eman lagunek izenik! Ta hantxe galditu dira fitsik jakin barik. Lau aldiz sartu naute urran burua zangotik euki naute zintzilikatua bainan nik ez du eman lagunek izenik ta hantxen gelditu dira fitsik jakin barik…”

También pudo haber dado por muerta la infamia de sus impunes años a manos de un cáncer solidario, de un benemérito enfisema, de  un pescozón divino o de un manotazo santo… 

“Izerdia ta odola burutik behera ezpainak urratu ta azazkalak atera, bainan nik ez du teman lagunen izenik! Ta hantxen gelditu dira fitsik jakin barik, odolez beterik, nibeti ixilik. Ta hantxen gelditu dira fitsik jakin barik…”

Pudo haberse quedado en el Infierno, intoxicado con su propia demencia, ahogado en su náusea, sin paz y sin vergüenza… pero Jesús Muñecas Aguilar, impune torturador y golpista de oficio y por vocación, está en libertad, todavía está.

“Itziaren semeak ez du laguna salatzen…eta zakurren aurrean tinko ta ixilik egoiten. Espetxerat igorri dute, amak ez du ezagutu ta Majik, pulliki, pulliki, eman dioska bi musu.”