Mis hijas y los Beatles

Hoy al mediodía, mientras oíamos a los Beatles sentados a la mesa, entre el puré de verdura y la tortilla de patatas,  me he visto en la obligación de confesarles a mis hijas Itxaso y Haizea, catorce años entre las dos, que en “Give peace a chance” su tía Mey y yo fuimos parte del coro que acompañó a John y a Yoko Ono alrededor de la cama en que invitaron al mundo a darle una oportunidad a la paz, y que si no salimos en las portadas de “Abbey Road” y “Sgt. Pepper´s Lonely Hears Club Band” solo fue porque ese día llegamos tarde a la foto entretenidos, como estábamos, en conseguir pasaje para la travesía de un submarino amarillo a punto de zarpar y ponernos a salvo de los hombres azules que odian la música y la gente. Les he contado que en “Love me do” yo me encargué de la armónica y que Mey tocaba el piano en el “Imagine” de John Lennon. También les he reconocido que no fuimos a aquella primera salida a Hamburgo ni tampoco frecuentamos el Cavern Club de Liverpool donde empezamos a ser reconocidos porque tanto la tía Mey como yo todavía teníamos que ir a la escuela, y que si no participamos en la gira por los Estados Unidos con el resto del grupo se debió a que la embajada estadounidense no quiso darnos la visa. Les he contado que el “Here come the sun” de George Harrison casi lo compusimos a medias, que la tía Mey también se ocupaba de hacer las fotos del grupo, que los Beatles fueron John, George, Paul, Ringo y su padre, y que yo todavía lo sigo siendo. Las dos se lo han creído todo y algún día, lo sé, van a acabar sabiendo que era verdad.