Hechas las oportunas indagaciones y tras mucho deliberar, el honorable grupo de jueces y fiscales españoles de gira por Colombia dictaminó que las menores con que los sorprendieron, según afirmaron las declarantes, “ya podían votar y, además, les daban pena”. La piadosa sentencia, para la que no hubo apelación, condenó a las acusadas a la pena de acompañarlos por Cartagena de Indias con el atenuante, también “eran camareras”, de ser indemnizadas. Es lo que se desprende de la conversación grabada entre la actual ministra Dolores Delgado y el condecorado comisario Villarejo hace nueve años y difundida ahora.
Los medios, tan comedidos como indiscretos dependiendo del caso que mientan, no han revelado la identidad de ninguno de los magistrados aunque sí un dato sorprendente ya que no se menciona en las grabaciones. Las menores tenían 17 años. O lo que es lo mismo, que casi no eran menores, que solo les faltaba un año para licenciarse.
Ignoro si, actualmente, aquellos samaritanos siguen frecuentando hoteles o si todavía las camareras provocan su compasión, pero apostaría a que siguen presidiendo tribunales, revestidos de togas, birretes y puñetas, impartiendo venganzas y devolviendo favores.
(Euskal presoak-Euskal herrira/Llibertat presos politics/Altsasukoak aske)