Parada de la liburutegia en Azkoitia. Suben al urbano uno, dos, tres, cuatro, cinco… catorce niños. Juegan al fútbol y van a entrenar. Imanol intercambia las buenas tardes hasta con los distraídos que no siempre reparan en el chófer y enciende el motor. Cuatro personas adultas más que suben y el urbano se pone en marcha. Como es natural los jugadores eligen el fondo del urbano tomando posiciones e incorporando voces y desmarques. Imanol sube el volumen de la música y, atento, sigue por el retrovisor las incidencias del partido.
El urbano llega al primer cruce con la avenida y, algunos jugadores, ansiosos por saltar al campo saltan en la plataforma del urbano y estiran los músculos por el pasillo. Imanol quita la música y da un serio toque de atención a los impacientes. Los quiere a todos en el banquillo. Ha terminado el calentamiento y los jugadores se van sentando. El urbano llega a su primera parada, todo en orden, hasta que… otra vez los distraídos que no siempre reparan en el chófer y que se disputan de cabeza quién mete más el codo en el asiento. Imanol no necesita revisar la jugada en el VAR. Se levanta, saca un par de tarjetas amarillas y gana el partido. Imanol 1 Anaitasuna 0.
(Euskal presoak-euskal herrira/Llibertat presos politics/Altsasukoak aske)