Juan Mari Brás

Dicen de Juan Mari Brás que, cuando vino al mundo, en lugar de llegar llorando lo hizo cantando. Y fue motivo de júbilo para algunos y de pesar para otros, que lo que cantaba era… La Borinqueña. Pero así fuera la sangre la que alumbrara al recién nacido o un soplo de inspiración divina, desde entonces, experiencia y razón han seguido multiplicando su derecho a ser boricua y libre. A ese afán dedicó su vida.
Por revoltoso fue expulsado de la Universidad de Puerto Rico. Entre otros delitos, aquel “peligroso revolucionario mayagüezano”, como lo describiera el rector Jaime Benítez, había izado una proscrita bandera puertorriqueña. Ni era la primera ni iba a ser la última. Años antes, cuando Juan Mari tenía sólo 15 años, ya había fundado, junto a otros compañeros de estudios, el Capítulo de Agregados Pro Independencia; y había creado y dirigido el programa radial “Gritos de la Patria”. Elegido presidente de la Juventud Independentista Puertorriqueña fue también jefe de redacción del periódico universitario La Torre y columnista de otros medios, como El Imparcial, el semanario Puerto Rico ilustrado y El Universitario. También fue uno de los fundadores, en 1946, del Partido Independentista Puertorriqueño, y uno de los responsables de la gran huelga estudiantil de 1948.
La cárcel se convirtió en un destino frecuente para aquel muchacho que llegó a ser encarcelado hasta tres veces el mismo día, pero la cárcel no pudo doblegar su ánimo, tampoco los años. El 11 de julio de 1994, con más de sesenta años como inventario de vida y lucha, Juan Mari Brás hizo formal renuncia de su ciudadanía estadounidense en la embajada de los Estados Unidos en Caracas. Y se quedó tan ancho. El fue el primero en obtener la ciudadanía puertorriqueña. Después siguió en lo suyo, organizando, fundando, escribiendo, agitando, trabajando… cantando La Borinqueña.

(Imagen: José Mercader/Texto: Koldo Campos Sagaseta)

Sakineh y Norma

A la iraní Sakineh Ashtiani, todos la conocemos. Condenada a ser lapidada por la justicia iraní, esta mujer acusada de adulterio posiblemente salve la vida. Su caso va a ser revisado y es de esperar que se haga justicia y quede por fin en libertad.

A la colombiana Norma Irene Pérez nadie la conoce. Condenada a ser asesinada por el Estado colombiano, a esta mujer que descubriera y denunciara una fosa común en su país donde el ejército había enterrado dos mil cadáveres de campesinos a los que había asesinado, tampoco nadie la ha podido salvar. Hace unos días, cuando regresaba a su domicilio tras participar en una asamblea, esta mujer defensora de los derechos humanos fue interceptada por individuos armados. Días después apareció baleada y muerta.

En el caso de Sakineh Ashtiani es obvio que la presión de distintas instituciones, como Naciones Unidas, diferentes organismos y los grandes medios de comunicación, han contribuido notablemente, a salvar su vida.

En el caso de Norma Irene Pérez también es evidente que el cómplice silencio de instituciones, como Naciones Unidas, diferentes organismos y los grandes medios de comunicación, han contribuido a procurar su muerte. Contribución que aumenta su delito por el generoso respaldo que esas instituciones y medios de comunicación brindan a un narco-estado terrorista, que cuenta por cientos de miles las personas desaparecidas, asesinadas y desplazadas.

Si uno pone el nombre de la mujer iraní en el buscador digital de El País aparecen 68 noticias relacionadas con ella, y cientos más con otras referencias.

En el buscador del periódico El Mundo, también son centenares las referencias a Ashtiani.

En ninguno de esos dos periódicos, sin embargo, aparece una sola noticia, sólo una, que aluda a Norna Irene Pérez, amenazada de muerte desde que su valor e iniciativa pusiera al descubierto la mayor fosa con cadáveres del mundo, con dos mil víctimas de los llamados “falsos positivos”.

Recientemente, la revista Time, sobre la imagen de una joven afgana mutilada por un pariente, sentenciaba en su portada: “Lo que pasa si nos retiramos de Afganistán”.

¿Se animara ahora la revista Time, sobre la imagen de Norma asesinada, rodeada de sus tres hijas de 14, 6 y 4 años y de su hijo de 9 años, a titular: Lo que seguirá pasando si no invadimos Colombia? ¿O será que Colombia hace ya años que ha sido invadida y ocupada?