Y otra más

Israel es, entre todas las naciones del mundo, la que más resoluciones de condena acumula en la Organización de Naciones Unidas.

Decenas de veces, la Asamblea General de esa institución, ahora también su Consejo de Seguridad, han condenado al régimen israelí por toda clase de desmanes, incluyendo el terrorismo en sus más diversas formas, sin que pase absolutamente nada. En todo caso, otra resolución de condena más.

Ese Estado sionista ha sido condenado por levantar muros, por atacar y abordar barcos con ayuda humanitaria en aguas internacionales, por promover asentamientos ilegales, por crímenes contra la población árabe, por atentar contra vehículos de la Cruz Roja y bombardear dependencias de la propia ONU, sin que nada ocurriera, excepto otra resolución de condena más.

Ese régimen ha vulnerado toda suerte de acuerdos, ha quebrantado toda clase de leyes, ha violado todos y cada uno de los derechos humanos sin otra respuesta de la comunidad internacional que no fuera otra resolución de condena más.

Desoír, por ejemplo, una resolución de Naciones Unidas, solo una, sirvió de excusa para que Iraq fuera reducida a escombros. Uno no pide tanto pero ¿no sería posible que de una vez por todas la ONU expulse de su seno a ese régimen sionista?

(euskal presoak-euskal herrira)

Competencia desleal

 

Los grandes medios de comunicación dicen estar indignados por la proliferación de noticias falsas en las redes sociales. La experiencia es un grado y nadie mejor que los grandes medios para saberlo.

Tan indignados están por la desleal competencia que desde esas redes se ejerce contra el monopolio de la desinformación que ellos disfrutan que hasta se han decidido a proponer medidas que lo eviten.

Y es verdad, sí, que en las redes es frecuente la publicación de noticias falsas que, en ocasiones, suelen tener su origen en medios de prensa y de televisión, pero en favor de las redes todavía puede decirse que no es habitual que se secuestren, que desaparezcan noticias, que se supriman hechos que les resulten molestos o noticias inconvenientes como, por ejemplo, la denuncia manifestada en Bilbao por alrededor de cien mil personas el pasado sábado. Hablo de la mayor manifestación habida en el Estado español (diadas catalanas al margen) desde hace un año, desde la penúltima manifestación en defensa de los derechos de las presas y presos vascos del año que se fue. En la Televisión Española la ignoraron, nunca existió; en otros medios no pudo competir con la lluvia, el frio y Sergio Ramos; y en el Diario Vasco casi se cae de la portada.

(euskal presoak-euskal herrira)