Una silla

Un informe de este año realizado por el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco en relación a las actitudes de la ciudadanía vasca hacia el medio ambiente, determinaba que cada vez es mayor la conciencia que esa ciudadanía tiene del problema, que también aumenta el número de personas “favorables a traducir esa sensibilidad en acciones”, pero que un 38% de quienes se dicen conscientes del problema solo estarían de acuerdo en los imprescindibles cambios que contribuyan a la mejoría del medio ambiente… “si no les supone esfuerzo”.

Es preocupante el resultado, entre otras razones, porque no hay nada que se pueda hacer con respecto al deterioro del medio ambiente o cualquier otro problema social, personal, de cualquier índole, que no requiera algún esfuerzo. Cualquier nuevo hábito de vida que pretendamos asumir nos va a suponer un esfuerzo. Reciclar, por ejemplo, consumir de manera racional, una alimentación más saludable, nos va a exigir un esfuerzo. Hasta mirar para otro lado requiere un esfuerzo, pero mientras cruje el planeta por todas sus costuras, el mercado exige más y nuevos beneficios y el negocio impone su locura, hay gente, mucha gente, un 38% asegura ese informe, solo quiere una silla.

Yo… prefiero una hamaca.

(Euskal presoak-euskal herrira)