Sus propias leyes

Alguien dijo una vez que la grandeza moral de un Estado se mide por la forma en que trata a sus presos. Si nos atenemos al modo en que el Estado español trata a los presos y presas vascas, el Estado español es inmoral y, entre cientos de casos, el de la presa política vasca Sara Majarenas es uno de los que mejor resume la indecente inmoralidad del Estado español. A los 13 años de cárcel a los que fue condenada por la justicia española y de los que Sara ya ha cumplido 12, el Estado español agregó la condena a la dispersión, tanto de ella como de su entorno familiar. Tras un largo peregrinaje por distintas cárceles, lejos del País Vasco, hace tres años fue confinada en una cárcel de Valencia donde nació Izar, su hija, y con la que compartía su celda.

Días atrás, la niña fue acuchillada por su padre biológico con quien pasaba los fines de semana. Su intención era vengarse de su ex mujer.

Desde muy diversos espacios se han argumentado razones humanitarias para liberar a Sara, se han esgrimido los derechos de la niña en estado grave, se ha apelado hasta a la sensatez… pero no sería necesario llegar tan lejos ni aspirar a tanto. Para que Sara Majarenas estuviera en su casa, en el País Vasco, cuidando de su hija bastaría, simplemente, con que el Estado español cumpliera las leyes, sus propias leyes… pero ni siquiera a respetar su legalidad se avienen los inmorales.

(euskal presoak-euskal herrira)