Pánico a la autodeterminación

 

No me voy a molestar en comprobarlo pero, probablemente, Rajoy tenga razón al recordar en estos días que solo tres países han garantizado en sus constituciones el derecho a la autodeterminación: “la de la antigua Unión Soviética (mohín acompañado de susurro), la antigua Yugoslavia y Etiopia (risas de fondo)”.

No citó, tal vez porque se le habían acabado las muecas o porque el ejemplo le pillaba demasiado cerca como para recordarlo, otro Estado, España, que en 1975 firmó el llamado Acuerdo de Madrid como garantía del referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui, referéndum que, por cierto, ya lleva 42 años de retraso.

Habitualmente, sin embargo, como es sabido, los pueblos han conseguido su independencia en base a otros métodos mucho más civilizados y modernos que un violento referéndum. Las colonias españolas en América, por ejemplo, en la España en la que no se ponía el sol, lograron independizarse de la corona española tras una larga campaña, casa por casa, recogiendo firmas. A las demás colonias españolas por el mundo les bastó un minuto de repulsa y de silencio para que el rey español entrara en razón y accediera a otorgarles la independencia. Una peregrinación, rogativa incluida, al Cristo de Medinaceli, acabó por convencer a José Bonaparte de la conveniencia de abandonar el Estado español y regresar a Francia poniendo fin al Escrache de la Independencia, y los Estados Unidos, país de referencia que no admite mohínes ni risas, se independizaron de Inglaterra tras un masivo envió de cartas de repudio al rey inglés que, abochornado, ni siquiera perdió el tiempo en consultar a sus súbditos la posibilidad de la independencia.

(euskal presoak-euskal herrira)