«Que el país viva de lo que Dios le ha dado»

 

Entre todas las aberrantes justificaciones con que algunos, tanto en el pasado como en estos días, han tenido la desvergüenza de justificar los desmanes cometidos y proyectados contra el medio ambiente so pretexto de maravillosos proyectos que atraerían turistas, proporcionarían trabajo y generarían millones de beneficios, la más repulsiva se la escuché a un empresario turístico que insistía: “Que el país viva de los que Dios le ha dado” y que horas más tarde reiteraba un honorable diputado mientras aprobaba en el Congreso el crimen.

Curiosa justificación que en su propio enunciado se desmiente porque si Dios le ha dado al país preciosas áreas naturales, playas y montes, flora y fauna, cualquier actividad que no preservara ese don iría en contra de Dios y del propio pretexto que empresarios y congresistas enarbolan como razón. Tampoco, por cierto, nos dio Dios empresarios o diputados, ni para vivir de ellos ni para tener que aguantar su desfachatez.

Y si, como quiera, insisten en involucrar a Dios en su atentado contra el medio ambiente, al menos debieran hacer bien su trabajo y preparar mejor su coartada corrigiendo el génesis divino para que su oración “que el país viva de lo que Dios le ha dado”, les quede redonda.

«Que el país viva de lo que Dios le ha dado»

En el principio, la tierra era caos y confusión y oscuridad, y dijo Dios: ¡Hágase la Continental Paradise Casino-Resort!, y vio Dios que las dos mil habitaciones eran cómodas y los servicios eficientes, y atardeció y amaneció el día primero.

Y dijo Dios: ¡Haya una Cadena Hotelera de 4 mil plazas con un campo de golf de 18 hoyos! Y a la cadena la llamó Caribbean Tropical Village y al campo de golf, Club Royal Country, y vio Dios que estaba bien, y atardeció y amaneció el día segundo.

Y dijo Dios: ¡Haya River Rafting y Jeef Safari y Monster Truck y Parapente en los hoteles! Y en algunos hoteles estableció el todo incluido y en otros la media pensión, y atardeció y amaneció el día tercero.

Y dijo Dios: ¡Haya también spas en todos los hoteles y que cuenten con sucursales bancarias y cajeros automáticos y rent-cars y gifh-shops! Y siguió viendo que estaba bien, y se animó y atardeció y amaneció el día cuarto.

Y dijo Dios: ¡Haya igualmente cómodos embarcaderos en los hoteles para que los turistas puedan practicar todos los deportes náuticos, así como el surf y la vela! Y al embarcadero le llamó Sea Port Hilton Beach, y lo dotó de jet-skys, motoras, yates, y atardeció y amaneció el día quinto.

Y dijo Dios: ¡No es bueno ni conveniente que los turistas pasen hambre y sed! Y creó los buffets, y los menús especiales y las bebidas internacionales y toda clase de platos gastronómicos y hasta eficaces dietas para los más necesitados y, viendo que estaba bien, creó también la langosta, los camarones y variados mariscos y carnes frescas y frutas, y una incineradora para que pudieran quemar los residuos, y atardeció y amaneció el día sexto.

Y el séptimo día, hallándose Dios ya fatigado tras seis días de frenética creación, decidió posponer para más adelante la creación del aire, de los ríos, de los arroyos, de los árboles, de los bosques, de las aves, de los peces, de todas las especies animales, de las plantas, de la lluvia, de la naturaleza, del cielo y la tierra, y se retiró a descansar al Holliday Hotel Casino Resort.

(euskal presoak-euskal herrira)

Los del sí y los del no

Es que se oponen a todo… viven con el no en la boca… no al Guggenheim, no a la Incineradora… siempre no…”

Para consuelo de los que se tragan todo… “sí a Lemoniz, sí al amianto… siempre sí…” los del no llegaron tarde en la costa levantina. Tampoco hubo consulta para saber qué opinaba la gente sobre el venturoso proyecto de inyectar gas frente a la costa de Castellón, justo encima de la falla de Amposta, que las consultas bien están para rechazar el reciclaje pero no para autorizar el Complejo Medioambiental de Gipuzkoa, también conocido como la puta incineradora.

Al fin y al cabo, el almacén de gas Castor puesto graciosamente en manos de ACS (la empresa de Florentino Pérez) que ganó el concurso sin concursar y sin que tampoco mediaran informes ambientales que desmintieran la maravilla obra, salió adelante a pesar de los vecinos, a pesar de los del no. Quinientos terremotos más tarde ha habido que detener el fascinante proyecto. El informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Universidad de Harvard, ha corroborado el informe previo que ya preveía el desastre que se avecinaba y el Estado se ha visto obligado a paralizar tan admirable apuesta de futuro. El riesgo es tal que ni siquiera es aconsejable desmantelar la instalación. La empresa obtiene, vía leonino contrato, una millonaria indemnización y los casi dos mil millones que costaría el progreso prometido…los pagamos todos, los del si y los del no.

(euskal presoak-euskal herrira)