La invasión será el jueves 17

Según me han revelado mis propios servicios de inteligencia habituales será el próximo jueves 17 de febrero, a las 7:55, cuando Rusia proceda a la inminente invasión de Ucrania. Fuentes no reveladas que ya en el pasado detectaron informaciones no contrastadas de desiguales niveles de veracidad sobre armas de destrucción masiva en manos no homologadas, han confirmado que Rusia ha preferido esperar a la finalización de la Super Bowl. La comunidad internacional ha hecho un llamado internacional para que no se viaje a Estados Unidos durante los próximos dos años ni tampoco se visiten países en los que EEUU tenga instaladas las más de mil bases militares con que cuenta por todo el mundo y que vienen a ser todos.

La invasión daría inicio en diferido, ya que va a ser grabada previamente, con un bombardeo matinal de fakenews a través de todos los medios y en sesiones de tarde y noche. La tenista china Peng Shuai reaparecerá felizmente en la frontera para comandar la caravana cívica que al ritmo de “Let´s go, llegó la mami, la reina, la dura, una bugatti, con su boom boom, con su doom, doom, dando zoom, zoom, se encargará de proclamar a las 4 de la tarde del viernes en el Palacio de Invierno de Kiev a Juan Guaidó como nuevo presidente interino de Ucrania aunque, probablemente, ejerza su función desde Miami.

(Preso politikoak aske)

La utopía

En la Edad de Piedra, cinco mil años antes de que empezáramos a contar los años, cuando ya los hombres habían ideado dioses a los que temer y por los que matar, la utopía era soñar con los metales que vendrían después.

En la Edad de Hierro, la utopía era la pólvora que fueron a descubrir los chinos la noche en que también inventaron los fuegos artificiales.

En la Edad de la Pólvora, la utopía eran las armas de fuego y nadie como los europeos para fabricar los cañones más grandes y las bombas más pesadas del mercado. Después inventaron la imprenta y publicaron sus hazañas.

En la Edad de las Armas, la utopía era la paz y los “americanos” sentaron cátedra en la invención de infernales artilugios nucleares y, también, en ser los únicos en usarlos. Tras dos guerras mundiales para un único mundo los sobrevivientes clamaban por la paz.

En la Edad de la Paz, la utopía era preservarla de las armas, transformarla en progreso. Los ingleses ya habían inventado el fútbol y solo se trataba de hacer del bienestar un disfrute común, de practicar la democracia, cumplir el evangelio, sacar el perro a pasear… cada día más sordos, más ciegos, más enmudecidos.

En la Edad del Progreso, ya no había utopías. Solo miedo.

En la Edad del Miedo, las mujeres, inventoras de la vida, siguen construyendo su Edad, su Siglo, su Tiempo.

(Preso politikoak aske)

Geometría variable

Tras el éxito obtenido por la llamada “geometría variable”, el PSOE podría transformar bajo las mismas geometrías su propia denominación, dejando fuera un concepto tan peligroso y trasnochado como “obrero”, y retocando también el término “socialista” de manera que no se preste más a equívocos por lo que pasaría a denominarse Más Partido Social de la Ciudadanía Española. No se descartan nuevas modificaciones, siempre geométricas, si las circunstancias lo exigieran.

Igualmente, el futuro MPSCE, también se apresta a sustituir el logotipo del capullo rosado y el puño, o bien por una vaca y una remolacha o bien por el toro de La Vega a fin de congraciarse con ganaderos, agricultores y lanceros de Castilla y ganar votos en las próximas elecciones de esa región.

“Estas son mis geometrías variables pero si no les gustan tengo otras” afirmó Sánchez entusiasmado por el éxito obtenido. Se cree que ya está ensayando paralelogramos variables junto a sus vicepresidentas ante nuevas votaciones en el Congreso.

Decía Benedetti que “en la vida hay que evitar tres figuras geométricas: los círculos viciosos, los triángulos amorosos y las mentes cuadradas”, pero de haber conocido a la Arrimadas y a los cuneteros navarros también habría incluido en su advertencia sobre las figuras geométricas a las estrellas fugaces.

(Preso politikoak aske)

A la normalidad le faltan hervores

La directora de la residencia (San Jose Egoitza-Azkoitia) se acercó a las dos últimas mesas del comedor que aún no habían oído la noticia y nos la hizo saber a Celestino, a Manolo, a Nicolás y a mi: “Quiero informaros que ya vamos a volver a la normalidad, a como todo era antes de la pandemia…” y casi sin darle tiempo a repetirlo, Celestino que pregunta: “¿Entonces ya podemos quitarnos la mascarilla?”

Con el pie cambiado le cogió la pregunta a la directora pero, en lo que trataba de retomar el paso y la proclama, la voz del chófer de una ambulancia reclamando su atención la sacó del apuro. El chófer había llegado a la residencia y, al no encontrar a nadie en la puerta (13:25) tampoco en el pasillo, entró en el comedor y supuso que la señora de la bata blanca podría hacerse cargo de la residente que, en camilla, había traído del hospital. La normalidad a la que se vuelve es una normalidad muy anormal o, si se quiere, muy discapacitada. Sigue sin tener personal.

(Preso politikoak aske)