Uno se harta de tener que estar siempre pidiendo disculpas, al día siguiente, un año más tarde, cinco años después, y volver a reiterarlas, siempre, donde quiera que vayas, no importa en qué tribuna, en qué canal, debes pedir más disculpas, debes más dar pasos, debes hacer autocrítica…
Y uno se harta no porque las disculpas, cuando se yerra, carezcan de sentido, o el movimiento no contribuya, cuando sí ayuda, a descongestionar enredos, sino por la hipócrita insistencia con que exigen pasos y disculpas quienes se mienten al margen de cualquier iniciativa y han hecho, además, del delito en todas sus formas, oficio y profesión.
La autocrítica en la izquierda abertzale nunca ha sido una invitada ocasional, una revisión que satisfacer cada cuatro años porque así estuviera escrito en el manual de uso, sino una herramienta imprescindible para crecer como persona y como movimiento y que es parte consustancial de la izquierda abertzale.
La izquierda abertzale debe mirar la realidad, dicen los ciegos; la izquierda abertzale debe dar explicaciones, declaran los mudos; la izquierda abertzale debe oír nuestras exigencias, afirman los sordos. Y así ha de ser hasta que la izquierda abertzale se decida a dar pasos, insisten los cojos.
Ya les vale.
(Euskal presoak-Euskal herrira)