In fraganti

(Dedicado a Santiago Alba)

A primeras horas de la mañana, aunque todavía no se ha confirmado el día, un hombre, visiblemente enajenado, fue sorprendido en el interior de un banco cuando intentaba perpetrar un crédito hipotecario, al parecer, con intención de adquirir una vivienda.

Una brigada de Salud Mental de la Policía, que había sido alertada sobre las intenciones del individuo, consiguió reducirlo dentro de la entidad bancaria cuando ya el perturbado había logrado acceder al interior del despacho del gerente a quien amenazaba con presentar dos avales y firmar un pagaré.

Según ha trascendido, el sujeto lo había anunciado horas antes en Internet a través de una red social: “Estoy desesperado, ya no puedo más. Voy a hipotecarlo todo. ¡Quiero que me recapitalicen! ¿Por qué no me rescatan a mi?  Con un solo rescate será suficiente”.

El portavoz de la Policía ha declarado que fue, precisamente, la colaboración ciudadana la que les ha permitido evitar el pretendido hipotecacidio ya que otro usuario de la red, alarmado por los reiterados mensajes del individuo, todos en el mismo intimidatorio tono, les había llamado poniéndolos al corriente de sus propósitos.

La ciudad, de la que no se ha facilitado la identidad por estar el caso bajo secreto de sumario, ha amanecido consternada por el trágico suceso. Algunos vecinos del desequilibrado sujeto se han manifestado sorprendidos por la noticia ya que nunca habían advertido en el mismo ninguna conducta extraña y a quien consideraban una persona normal, algo reservada en todo caso, pero en absoluto capaz de pretender semejante acción.

Un empleado del banco ha declarado que el individuo pretendía avalar el préstamo hipotecario con su salario, aunque se ignora si disponía de empleo y si, teniendo trabajo, también disfrutaba de remuneración.

Es el primer caso en lo que va de año en el que una persona es detenida intentando gestionar un préstamo hipotecario.

Caso de que la justicia pruebe la premeditación y alevosía del atentado a la salud pública, el detenido podría ser confinado hasta veinte años en un centro de salud mental.

 

 

…cristianos muertos

“Salieron de palos con nombres de putas, la Niña, la Pinta y la… otra”. De esta breve y genial manera  plasmaba el poeta dominicano Apolinar Núñez, cuando aún ejercía como tal, la fiesta que hoy celebra el Estado español y que Latinoamérica aborrece.

El problema, en cualquier caso, no es que quinientos años atrás les llegara Colón, lo peor es que todavía sigue llegando. Y el último episodio de tan larga y funesta conquista nos lo servían los medios de comunicación en estos días.

Hace seis años, las autoridades sanitarias panameñas encargaron a la empresa española Rasfer Internacional la compra de nueve mil kilos de glicerina con los que elaborar jarabes para la tos. La empresa española aceptó satisfacer el pedido y compró en China la glicerina pero, por aquello de que el negocio aún fuera más redondo y suculentas las ganancias, en vez de la solicitada,  la empresa adquirió otra glicerina más barata que contenía un alto porcentaje de dietilenglicol, un alcohol de uso industrial utilizado como refrigerante y líquido para frenos, tóxico para el consumo humano

Una vez elaborado, el jarabe se distribuyó gratuitamente entre los sectores más pobres de Panamá.

Se cifra en quinientos, número que empieza a ser maldito, los panameños que han muerto desde entonces como consecuencia de ingerir ese jarabe y en miles los afectados. El último, el panameño Delfín Mújica, de 76 años, moría en julio en un hospital de Panamá al ya no tolerar la diálisis.

La Audiencia Nacional española ha archivado el caso. Panamá no. Su Caja de Seguro Social denuncia en el afán de lucro de la empresa española las consecuencias, que todavía no cesan, de lo que califica como “una estafa y un delito contra la vida”.

También censura el archivo de la causa en la Audiencia Nacional y asegura que ese tribunal ha enmascarado «las evidentes responsabilidades de los directivos de Rasfer convirtiendo lo importante (que Rasfer sabía que lo enviado por China era glicerina industrial) en nimio, y lo nimio (que Rasfer no estaba obligada a analizar los bidones de glicerina) en importante, negándose, además, a esclarecer los hechos».

Frente a la embajada española en Panamá cientos de panameños manifestaban recientemente su repudio a la sentencia.

Pablo Neruda, en su Versainograma a Santo Domingo en honor a los dominicanos a raíz de la ocupación norteamericana del 1965, lo dejó escrito.
”Unos conquistadores españoles que llegaron de España con lo puesto, buscaban oro y lo buscaban tanto, como si les sirviera de alimento. Enarbolando a Cristo con su cruz, los garrotazos fueron argumentos tan poderosos que los indios vivos se convirtieron en cristianos muertos.”