Se lo acabo de oír a un contertulio de la Sexta que asegura ser periodista y que ha corroborado de inmediato Ferreras, otro que por tal se tiene. “Estados Unidos no perdona la mentira”. Para refrendar semejante idiotez ambos coincidían en evocar, el tópico más socorrido, la figura del presidente Nixon obligado a dimitir por haber mentido.
Mentir fue el menor de todos los delitos cometidos por el presidente de un gobierno y de una sociedad que entonces como ahora vive en la mentira, se regodea en ella y la practica en todos los tonos y medidas. Mintió G.Bush (hijo) afirmando como ciertas aquellas armas de destrucción masiva en Iraq; mintió Clinton en televisión asegurando a su país no haber tenido sexo con su becaria que meses más tarde se resumiría en una “relación impropia”; mintió G. Bush (padre) también en televisión cuando exigía “léanme los labios” como prueba de la veracidad que aseguraba y mentía… Todas las malditas guerras y paces que los Estados Unidos ha provocado han estado sustentadas en mentiras. Mintieron cuando declararon la guerra a España pretextando el hundimiento del Maine en el puerto de La Habana; reiteraron la mentira cuando acusaron a los vietnamitas de haber hundido un barco de su flota en el golfo de Tonkin para justificar su escalada militar en la guerra; mintieron en Santo Domingo cuando para proteger la vida de unos cuantos turistas estadounidenses desembarcaron 40 mil marines que frustraran una revuelta popular que se proponía restablecer la democracia en la isla que los propios Estados Unidos tumbaran dos años antes; mintieron en los más de cien acuerdos de paz firmados con los pueblos indios americanos a los que acabaron exterminando o reduciendo a reservas, cuando no al circo… Mintieron cuando convirtieron el magnicidio de su presidente Kennedy en una bufonada que hasta el año 2029 no será esclarecida si entonces considera la justicia estadounidense que esa sociedad está en condiciones de saber qué pasó. No hay una sola página en la historia de los Estados Unidos en la que la mentira no sea protagonista… Decía Brech que quien ignora la verdad es un iluso pero quien conociéndola la llama mentira es un delincuente. En los grandes medios, incluyo la Sexta, no hay ilusos.
(Euskal presoak-euskal herrira)