Yo no voy de una fábula a fingir un responso
ni acepto un desenlace por una controversia,
ni voy por un pecado a ignorar el infierno,
ni por un desatino transijo una condena
o que una discrepancia culmine en alboroto
y un funeral descargue de culpa el cementerio.
Yo no voy de una lágrima a invitar a un sepelio,
ni intercambio aspavientos por sinceros aplausos,
ni divinos naufragios por humanas tormentas.
No voy de un eslabón a hacer una cadena,
ni me duele una cruz más que sangra un calvario,
ni un rescoldo me inquieta como alarma un incendio,
ni cambio la palabra común por un poeta
o me aflige una cuenta tanto como un rosario
y un disparo me aturde más que un parte de guerra.